En días pasados conversaba con mi esposa acerca de que la persona que no sabe dar amor es porque no conoce a Dios, y que no hay amor más perfecto que el de Él por nosotros sus hijos. Esa es la medida del verdadero amor, ya que Él es amor. ¡La diferencia entre Dios y cualquier otra persona que conozcas, es el amor! Puedes decir: “Tengo un coche”, pero nunca: “Soy un coche”. Del mismo modo, puedes decir: “Tengo amor“, pero nunca: “Soy amor“. ¡Pero Dios sí! ¡Él es amor! ¡Es Su propia esencia!
Él te ama, y lo único que puedes hacer al respecto es aceptarlo o rechazarlo. Ni siquiera intenta explicártelo; aunque lo hiciera, no lo entenderías. Escucha la oración de Pablo:“…seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:18, 19)
¡Acéptalo de una vez por todas- Dios te ama incondicionalmente! Deja tu mentalidad de “pétalos de flor”:”Me quiere; no me quiere…”. ¡La decisión de Dios por amarte está basada en Él, no en ti! Pablo escribe: “Mas Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Piénsalo; no puedes ganar el amor de Dios, y no lo puedes perder. Sólo puedes aceptarlo, y después pasarlo a otros.
Un día una niña pequeña preguntó a su madre: “Si Jesús vive en mi corazón, ¿crees que si le escribo una nota diciendo: “Te quiero”, y me la trago, Él la leerá?. Su madre sonrió y dijo: “No cariño, la mejor manera de demostrar a Jesús que le quieres es queriendo a otros” ¡Buena respuesta!
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.” 1 Juan 3:1
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